viernes, 2 de octubre de 2015

ALFONSO CABEZA DE VACA Y LEIGHTON,
MARQUÉS DE PORTAGO
Aristócrata, cosmopolita, deportista y, sobre todo, temerario.


Alfonso de Portago




Tuvo una relación sentimental
con la modelo  Dorian Leigh-
Fotografía de William Klein (1958)
Alfonso Antonio Vicente Eduardo Ángel Blas Francisco de Borja Cabeza de Vaca y Leighton, XI marqués de Portago, XIII conde de la Mejorada y Grande de España, más conocido por su título de marqués de Portago, también como Alfonso de Portago o por su apodo Fon de Portago nació en Londres en 1928. Los Cabeza de Vaca eran una antigua familia de la nobleza española cuyo miembro más destacado fue el conquistador Alvar Núñez Cabeza de Vaca, descubridor de Florida. Alfonso era nieto de Vicente Cabeza de Vaca y Fernández de Córdoba, IX marqués de Portago, ministro de Instrucción Pública y alcalde de Madrid. Su padre, Antonio Cabeza de Vaca y Carvajal, X marqués de Portago, fue sin duda el modelo para Alfonso. Era amigo personal del rey Alfonso XIII, siendo padrino de bautismo de su hijo y por el que llevó su nombre, héroe de guerra, deportista y, ocasionalmente, actor de cine. Luchó en la Guerra Civil Española en el bando nacional y en una ocasión se desplazó a nado hasta un submarino del bando republicano con una bomba de fabricación casera, que lo hizo irse a pique. Murió en 1941, cuando Alfonso de Portago tenía 12 años, mientras se daba una ducha fría después de jugar al polo. De su matrimonio con la norteamericana Olga Leighton nacieron Mª de la Soledad y Alfonso que, aunque nacieron en Londres, conservaron su nacionalidad española.Gran parte de su infancia transcurrió en Biarritz estudiando en varios colegios europeos. No tardó mucho en emigrar a Nueva York.


Hablaba varios idiomas, era educado en extremo, amante de la literatura y un gran tirador y nadador. Dejó muestras desde muy joven de que no se le ponía nada por delante. Con diecisiete años voló con una avioneta prestada, que pilotaba a duras penas, por debajo de un puente para ganar una apuesta.

Alfonso de Portago fue el primer español que subió a un podio de la F1 y el primer y único, hasta la llegada de Fernando Alonso, que se ha subido a un Ferrari en un GP. Aristócrata, cosmopolita, deportista y, sobre todo, temerario. Su historial automovilístico abarca poco más de 40 meses. Los suficientes para dejar una huella indeleble en  la competición y en sus rivales. Huella, sin embargo, casi desconocida en España.

Juan Manuel Fangio, Peter Collins,
Alfonso de Portago y Luigi Musso.

Gran jugador de polo y excelso jinete. Fue considerado durante tres años el mejor jinete amateur y disputó dos veces el Grand Nacional de Aintree, la prueba reina de obstáculos. Más de cien victorias le avalan. Temerario, rico, con espíritu aventurero.

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