Palacio de Linares
Tuvo una educación cosmopolita en Inglaterra, Alemania y Francia y heredó pronto una gran fortuna: perdió muy joven a sus padres y sus hermanos. Pero no solo preservó el legado familiar, sino que lo incrementó ampliamente. José de Murga y Reolid, primer marqués de Linares –Amadeo de Saboya le concedió este título nobiliario– fue un hombre de negocios como mucho ojo y un sibarita. Amante del lujo más exquisito y la buena vida, el arte y la música fueron sus grandes pasiones, aunque también llevó a cabo una destacada labor filantrópica.
José de Murga y Reolid I Marqués de Linares |
Los marqueses de Linares no tuvieron hijos y el palacio y sus tesoros fueron a manos de su ahijada, Raimunda Avecilla y Aguado, hija del abogado y administrador de la familia. Con los años, el edificio fue adquirido por la compañía marítima Transmediterránea, después por la Confederación Española de Cajas de Ahorro (CECA), fue a parar a manos de Emiliano Revilla y César Montenegro y, finalmente, a cambio de una permuta por unos terrenos, pasó a ser propiedad del Ayuntamiento de Madrid. En 1989 se pensó en la creación de la Casa de América, para lo que se creó un consorcio: Exteriores y la Comunidad de Madrid pagarían la restauración del palacio a cambio de que el Ayuntamiento cediera el edificio durante 50 años. Tras dos años de una compleja y costosa restauración, abrió sus puertas, completamente remozado, en 1992. Hoy luce espléndido, con la diosa Cibeles como testigo y algún fantasma rondando por él.
Texto: Natividad Pulido
Diario ABC
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