domingo, 3 de abril de 2016

Palacio Real de Olite (Navarra)

Es uno de los monumentos más visitados de toda Navarra. No es de extrañar ya que entrar en Olite es sentirse de inmediato en un cuento de hadas. Con un solo vistazo, este palacio nos transporta a la Edad Media. Sus torreones y pasadizos hacen las delicias de cualquier amante del arte, la arquitectura o la historia. El conjunto, además, cuenta con espectaculares miradores desde los que podemos contemplar la villa medieval de Olite.
Este palacio es la obra cumbre del reinado del entonces rey de Navarra, Carlos III. Era tal la envergadura del proyecto que de este castillo se decía que tenía tantas habitaciones como días tiene el año. La obra fue todo un derroche económico para la época. El monarca quería que su castillo provocara la admiración de sus huéspedes y lo consiguió.


Uno de sus principales encantos es el aparente desorden de su diseño. Esto se debe a que su construcción nunca se afrontó como un proyecto de conjunto, debiéndose el resultado final a las continuas obras de ampliación y reforma que se sucedieron durante siglos, aunque la mayor parte de las obras se realizaron entre finales del siglo XIV y principios del XV. El entonces rey de Navarra, Carlos III "El Noble", decidió convertir el palacio existente en sede real permanente y dotarla de todo el ornamento propio de éstas.
El conjunto está formado por estancias, jardines y fosos. Todo ello rodeado por las altas murallas y rematados por las numerosas torres, que le confieren una espectacular y mágica silueta. En su época, llegó a ser considerado como uno de los más bellos de Europa.
Fuente: Guía Repsol/ABC

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